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Mayo 2017 Por Alicia Jiménez Muñoz
PRESENTACIÓN
POETAS DE CÁNTIGA
Probablemente el escritor no
es del todo consciente de la trascendencia que tendrá su obra una vez
publicada; no sabe con exactitud en manos de quién caerá, qué ojos o qué
sensibilidades la percibirán y hasta qué punto calará en según qué almas.
Cristóbal López de la
Manzanara, Poeta y ensayista, no podía saber en el momento que escribía un
artículo, que después se publicaría en el programa de Desposorios de 1996,
titulado Domingo en la plaza del azafranal, que alguien se quedaría prendado
de las bellísimas metáforas que utilizaba: “La luz llueve torrencial y clara,
sobre las tejas que bordan un festón a las sombras…” Después vinieron más
relatos como El día de San Marcos o Los
juegos y los días, entre otros, que invitaban al deleite en su lectura,
además de que salvaguardaban del olvido las tradiciones y la idiosincrasia de un pueblo, de nuestro
pueblo.
Las metáforas incluidas en esos relatos entrañables tocaron la tecla
de la atracción a la escritura en una
joven lectora a la que en esos momentos no sabía que Cristóbal López de la Manzanara fuera Licenciado en Farmacia y Ciencias Políticas y Sociología. Que
hubiera sido redactor de la revista literaria Nayagua, o subdirector de la revista literaria Cuadernos del Matemático,
de Getafe, donde actualmente vive y ejerce de boticario. Ni siquiera sabía que
era redactor de la revista Calicanto, de Manzanares, que creó junto a otros poetas
del Grupo Literario Azuer y la revista Alacena.
Tampoco sabía que fundó la tertulia poética Buen Retiro con otros
compañeros en Madrid. Desconocedora esta lectora de que tenía antologías en Cuba, Argentina y
España. Y de que hubiera publicado los
Libros: Episodios de la sed, en 1989; Las pesadumbres del ozono, en 1991; La
voz entre palabra. Poemas 1992-1996, publicado este en 1998; El cajón de las
formas. Sonetos boticarios y otras formas en 2009; o Curro Chamusca en 2013. O
que le hubieran concedido premios como: Manxa, Premio Internacional de poesía
Amado Nervo y Premio AEFLA de Poesía en cinco ediciones.
Sin duda un curriculum
admirable, pero lo importante era que este autor había tocado el alma de esta lectora. Y creo que ahí radica la grandeza de
un escritor: en llegar al mismo centro del lector y removerle de algún modo el sistema límbico.
Sin saberlo, Cristóbal mostró a aquella joven una puerta a esa estancia tan sublime, y poco
transitada por el gran público, que es la poesía y que desde allí otras puertas
a otras estancias literarias se fueron abriendo.
“El poeta escribe para ser
querido…” dice él mismo. Y yo apostillo que es muy fácil querer a un poeta,
solo hay que sumergirse en su lenguaje y dejarse llevar por su sensibilidad. De esa sensibilidad se recoge una muestra en Cántiga y aquí la escuchamos.
Isabel
Villalta Villalta, también llamó la atención literaria a esta
joven lectora a la que antes hacía referencia, y lo hizo desde el mismo
escaparate que lo había hecho Cristóbal, y de la misma manera tocaba el alma:
con un entrañable relato premiado en el tristemente desaparecido Certamen
Literario de Desposorios. En ese relato un padre, frente a su hija, le contaba,
desde los recuerdos de su niñez, la peripecia vivida en las vísperas de la
fiesta grande del pueblo. Y otra vez las
tradiciones y la idiosincrasia de nuestro pueblo quedan a salvo del paso del
tiempo y del olvido, gracias a la magistral pluma de Isabel, estudiante por
aquella época de Filología Hispánica.
Después consiguió su
Licenciatura, gracias a la cual realizó
interesantes investigaciones etimológicas, algunas inéditas y otras
publicadas como: El topónimo Membrilla y
su gentilicio membrillato, publicada en 2005, o El río Azuer desde el origen de
su nombre, en 2014, son obras de referencia para la cultura histórica y
lingüística de Membrilla, así como de la ribera de los pueblos del Azuer.
Carnaval
en Membrilla, es el titulo de otro de sus libros publicados, en él se
recoge la cultura y sociedad de Membrilla desde finales del siglo XIX hasta la
fecha de la publicación de la obra, en 2012, a través del carnaval y su
síntesis festivo-sarcástica; esta obra señala la etimología de la palabra y el
aspecto de la fiesta en la historia del mundo.
En su labor creadora como
poeta han visto la luz los libros: Diálogos,
publicado en 1999; En torno a don Quijote, donde combina estudio y poesía, en 2006; Donde habita la inocencia, publicado en
2007; Pleno de su luz, en 2010; A través del otoño, en 2013 y Viaje al conflicto, en 2015. También
tiene varios poemarios sin editar. Y en su prolífica actividad literaria
participa en charlas, presentaciones y demás actos culturales en distintos
lugares. Ha recogido premios en numerosos certámenes locales, regionales,
nacionales e internacionales.
Isabel se reconoce a sí
misma con mirada sensible y detenida a la belleza y nobleza que contienen las
cosas. Le avalan deseos personales de
alcanzarse y de de cuidar la bondad de la vida y las herencias materiales y
espirituales.
Loables intenciones en
apariencia sencillas, pero que no dejan de ser admirables como cualidad
connatural.
Nunca me atreví, después de
leer sus relatos en el programa de Desposorios, a abordarlos por la calle y
decirles, tanto a Cristóbal como a Isabel, que me había maravillado además de
lo que contaban, su forma de narrarlo, que leerlos a ellos supuso en mí algo
más que un deleite en la lectura. Que después, cuando conocí su poética, la de
ambos, me invitó a mí, lectora habitual de novela, a detenerme y saborearla
despacio, como una copa de vino, porque su poesía se presta a ello: al deleite
de cada metáfora, al compromiso personal a entrar en la gruta del alma del
poeta y una vez dentro descubrir sus maravillas.
De esas maravillas, hoy, nos recitará una muestra Isabel.
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